Será que el antifaz te achina los ojos a la fuerza, pero cada vez me cuesta discernir más si el que está doblando por la esquina es el ciento uno cartel rojo, un micro escolar, el batimóvil, o un ovni que viene a secuestrarme. O tal vez será la maldita computadora que me esclaviza (mínimo) nueve horas por día, la que me va dejando ciego sin que me de cuenta. Incluso me pregunto si el protector de pantalla no se denominará así justamente porque a la que protege es a la pantalla en lugar de al usuario. Sospecho que debe estar salvaguardando al monitor de mi habitual mirada de odio, en lugar de evitar que se me siga jodiendo la vista. Al fin y al cabo que yo siempre me sentaba atrás de todo en el aula para no tener que prestar atención, y jamás tuve que entrecerrar los ojos para poder copiar las ecuaciones que la profe de matemáticas escribía con letra de hormiga. En cambio ahora no tengo muchos años más a cuestas, y sin embargo el colectivo acaba de seguir derecho por Caseros cuando tendría que haber doblado en la esquina anterior. Y si bien podría consolarme ante la certeza de que al menos me subí a un ciento uno, no veo de qué me sirve cuando el del cartel blanco no me deja.
23. Súper chicato
martes, 1 de enero de 2008
Publicado por Súper Crispín en 15:48
Etiquetas: Súper Crispín
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