06. Luchando por lo que es mío

lunes, 10 de septiembre de 2007

- Si esperás un ratito, ya debe estar por llegar mi señora. Seguramente va a traer algo de dinero.
- Más les vale que ese "algo" sea arriba de ciento cincuenta.


A la hora y media llegó la mujer. Apenas me vio puso cara de fastidio, luego lo miró al marido y se quedó como paralizada.

- Ay, ay. Recién vengo del médico y estoy bastante dolorida - y se metió en el mostrador agarrándose la parte baja de la espalda.
- Mire señora, hace una hora y media que estoy esperando que su marido me de ciento cincuenta pesos para poder reponer la capa que me perdieron ustedes.
- Pero nosotros no tenemos tanta plata encima. ¿Por qué no esperás unos días más? Seguro que en esta semana devuelven la capa - y pude observar la segunda cara lastimera del día. Simplemente no lo soporté:
- ¡Me devuelven mi dinero o les rompo todo el negocio!
- Mirá, - dijo la señora, que aparentemente ya no estaba tan dolorida porque se podía agachar en el mostrador con una agilidad milagrosa. Sacó una caja de zapatos del último estante y la abrió enfrente mío - esta es la recaudación de hoy. Como verás nos están comiendo las polillas. Llevate cien pesos, o seguí esperando a que te traigan la bendita capa. -

Casi enloquecido desenfundé la pistola paralizante. Primero apunté al señor y luego a su mujer. Apreté el gatillo: sólo salieron burbujitas. Maldito suavizante que le ponen a la ropa en las tintorerías. Y maldita mi memoria, que nunca me recuerda que tengo que sacar las armas del traje antes de llevarlo a lavar. El señor sacó un billete de veinte y se lo dio a su mujer: "Dale ciento veinte, pero que se vaya de una vez."
Convengamos en que ciento cincuenta pesos por una capa usada está bastante bien. Ahora puedo aprovechar para modernizarme un poco, y comprarme una capa que esté de moda; total sólo tengo que poner unos pesos más. Pero por otra parte creo que esta experiencia me traumó, al extremo de estar considerando la posibilidad de ahorrar esa plata para poder comprarme un lavarropas más adelante.

5 comentarios:

Ludmila dijo...

jajaja buenísmo! me encantó.
No sé si me perdí capítulos anteriores, pero me gusta mucho ese personaje. Pobre! qué bajón querer hacerte el malo y que de la pistola salgan burbujas de jabón. Un bochorno. Pasate por mi blog!
Saludos!!!

Ludmila dijo...

Que tarada!!!! sí que habían más capítulos. Recién los leí (eso me pasa por mi costumbre de firmar en la primera entrada que leo, si me copo). Bueno, reitero lo dicho, me gustó mucho, pobre pibe, él sólo quería su capa... Que use una malla toda ajustada no quiere decir que sea un imbécil!!! jajaja

Anónimo dijo...

Este Supercrispín me encanta porque quiere salvar al mundo y comprarse un lavarropas al mismo tiempo!
Un texto genial
besitos

Caetano Evon dijo...

grosooo... ya tiene seguidores el super
un abrazo

Diego M dijo...

jajajaja bueniiiiiiisimo lo de la pistola!!
Pero... Super Crispín no le puede apuntar a gente común, che! está bien que le achicaron la capa, pero tampoco es para que los amenace!! ojo ahí! :-P