01. Accidente en la tintorería

viernes, 24 de agosto de 2007

Si llegan a encontrar algún error de tipeo voy a estar más que justificado. Tengo tanta bronca que quiero apretar una tecla, y termino presionando unas cinco a la vez con el mismo dedo. Les paso a contar:
Recién vuelvo de la tintorería. Nunca suelo llevar mis cosas a lavar afuera, pero este finde mamá se fue a una convención del trabajo. Tuve que trotar un poco, porque me cerraban a las ocho y salí menos cuarto de casa (me colgué, a veces sucede.) Tampoco podía volar porque la capa estaba en la tintorería. Últimamente con el smog que hay flotando en el aire de la ciudad, te mandás dos o tres vuelos y enseguida se te llena toda la capa de mugre.
Llegué y estaba la señora (atiende un matrimonio, deberán andar por los sesenta). Me saludó muy amable; pero yo, que vivo combatiendo el crimen y las he pasado feas, no pude con mi genio desconfiado y se me dio por revisar las prendas. Tres veces revolví la bolsa, ¡tres veces! No podía encontrar la capa. La señora finalmente borró la sonrisa y empezó que no podía ser, que me volviera a fijar, que nunca antes le había pasado, que si estaba seguro de que no la había dejado en mi casa, etc.
No le quedó otra más que reconocer que le habían dado la capa por equivocación a otro cliente. Imagínense que no todos los días le llevaban una a la tintorería como para que no se acordara de haberla lavado. Le pedí que me diera la plata, porque yo no puedo estar sin la capa, la utilizo para laburar. La vieja no quería saber nada, a lo sumo aceptaba darme veinte pesos. Por más que esté requeterecontra usada, yo no puedo comprarme una capa por menos de ciento cincuenta (y estamos hablando de una capa medio pelo, con regulación de altura manual y sin anti-réflex.) Hasta tuvo la desfachatez de decirme que la capa era de lona y que no era de marca. ¡Ja! Una Kent auténtica, justo. ¿Qué puede saber esa vieja de capas? A Batman seguro que no le harían estos desplantes; pero como siempre en este país nadie le da apoyo al superheroísmo, seguimos sobreviviendo en categoría amateur.
La vieja se empacó todavía más y me dijo que o agarraba los veinte mangos o esperaba, y por más ganas que tuviese no le podía pegar a una mujer, mucho menos a una de edad avanzada. Al final quedamos en que le daba tiempo hasta el próximo viernes, para ver si en el interín la persona que se había llevado la capa la devolvía. Honestamente, a estas alturas la debe estar usando de loneta para hacer picnics en el Rosedal.

3 comentarios:

Laris dijo...

Supercrispín, bien sabemos que los tiempos ya no son como antes, que los superhéroes pasaron de moda y ya nadie va a valorar su capa ni su calzon rojo, como lo hacían en los '60. No se donde iremos a parar. Pero, creo firmemente, que Ud, estimado Supercrispín, deberia tener como misión la reinvidicación de los valores heroícos.
Eso sí, por favor, no me deje de lado el combate contra la celulitis (no se sabe algun truco para las estrías?)

Sebastián Zaiper Barrasa dijo...

A mi me pasó algo parecido, pero a la inversa. Me explico: cuando fuí a retirar mi slip atigrado de la tintorería me entregaron sin querér un capa. Recién me di cuenta tres días después y ya había olvidado donde queda la tintorería.

Soy de Cristal dijo...

Crispin, como ya te expresé tu primer aventura me parece ¡"SUPER"!
besitos Sandra