Qué sería de un superhéroe sin sus armas; porque no todos tenemos la suerte de que nos practiquen experimentos extraños que luego salen mal, o de que nos bañemos en derrames tóxicos de una fábrica, o de que nuestros padres sean extraterrestres o seres sobrenaturales, etcétera. No todos disparamos sustancias extrañas de nuestras manos, ni tenemos una fuerza sobrehumana, ni levantamos objetos con la mente. Algunos (la mayoría quizá) somos simples personas que tenemos que conformarnos con aferrarnos a un objeto, a un arma, para tener súper poderes. Porque aunque siga con el problema de que mi pistolita aturdidora todavía dispara burbujas de vez en cuando, no podría salir a combatir sin ella. ¿Y sin mi capa? ¿Cuánto tendría que cobrar por mes para poder pagarme todos los remises que me lleven hasta la escena del delito?
Estoy convencido de que debo ser uno de los pocos entre mis colegas, que tiene la humildad suficiente como para reconocer que sin la tecnología no somos nada (o casi nada.) Y esto no quiere decir que esté subestimando a mi profesión, o que me quite mérito; un arma tampoco serviría de mucho sin la habilidad y el coraje (y en definitiva el "charme") de quien la utiliza.
20. Simbiosis héroe-arma
lunes, 10 de diciembre de 2007
Publicado por Súper Crispín en 17:33
Etiquetas: Súper Crispín
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1 comentario:
miralo nomás al jinete aferrado a su montura. que espectáculo.
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